Síntomas de alergia alimentaria en perros y gatos: cómo identificarlos y controlarlos

Síntomas de alergia alimentaria en perros y gatos: cómo identificarlos y controlarlos

¿Tu perro o tu gato se rascan sin parar, tienen diarreas intermitentes o sufren otitis que vuelven una y otra vez? La alergia alimentaria puede ser la causa oculta de muchos problemas cutáneos y digestivos en mascotas, y a menudo pasa desapercibida porque sus síntomas se confunden con otras afecciones. En esta guía práctica encontrarás los síntomas que indican alergia alimentaria en perros y gatos y las pautas clave para controlarla, desde cómo reconocer las señales hasta realizar una dieta de eliminación correctamente y prevenir recaídas.

Qué es la alergia alimentaria en mascotas

La alergia alimentaria es una respuesta exagerada del sistema inmunitario frente a proteínas presentes en la comida. A diferencia de una simple sensibilidad, en la alergia hay un componente inmunológico que desencadena inflamación cutánea o gastrointestinal.

Alergia alimentaria vs intolerancia y otras alergias

Es importante distinguir entre términos que a menudo se usan como sinónimos y no lo son:

  • Alergia alimentaria: reacción inmunológica a proteínas de la dieta (por ejemplo, pollo, vacuno, lácteos, trigo, soja). Suele causar prurito no estacional (picor todo el año), lesiones de piel u otitis, y también vómitos o diarrea.
  • Intolerancia alimentaria: respuesta no inmunológica (p. ej., a grasas, lactosa o aditivos). Tiende a provocar problemas digestivos sin prurito marcado.
  • Dermatitis atópica ambiental: alergia a pólenes, ácaros o mohos. Frecuentemente estacional o con empeoramiento en determinadas épocas, aunque puede ser perenne en interiores.
  • Dermatitis alérgica a pulgas: provoca picor intenso, especialmente en zona lumbosacra. Mejoras rápidas al controlar pulgas ayudan a diferenciarla.

En la práctica, un perro o gato puede tener más de una condición al mismo tiempo; por eso el diagnóstico paso a paso es clave.

Síntomas cutáneos de alergia alimentaria en perros

En perros, las manifestaciones dermatológicas son muy frecuentes. Observa estas señales:

  • Prurito persistente y no estacional: se rasca, se muerde o se lame incluso en invierno. El picor suele afectar patas (lamido interdigital), axilas, ingle, abdomen y zona perianal.
  • Otitis externa recurrente: orejas rojas, mal olor, exceso de cera marrón o negruzca. A veces es el único signo.
  • Dermatitis y lesiones: enrojecimiento, pápulas, escoriaciones por rascado, costras. En casos crónicos aparece hiperpigmentación y liquenificación (piel engrosada).
  • Infecciones secundarias por bacterias o levaduras (Malassezia): mal olor, grasa en la piel, descamación, empeoramiento del picor.
  • Caída de pelo localizada o generalizada y pelaje opaco.

Algunas razas parecen reportar con más frecuencia problemas dermatológicos asociados a alimentos (por ejemplo, bulldog, boxer, labrador, west highland white terrier), pero cualquier perro puede verse afectado a cualquier edad.

Síntomas cutáneos de alergia alimentaria en gatos

Los gatos a menudo muestran patrones algo distintos a los perros. Presta atención a:

  • Prurito en cabeza y cuello: rascado intenso con lesiones por automutilación, costras y excoriaciones.
  • Dermatitis miliar: múltiples pápulas y costras pequeñas, especialmente en dorso y cuello.
  • Complejo granuloma eosinofílico: placas eritematosas, úlceras indolentes en labios o lesiones lineales en muslos y abdomen.
  • Alopecia simétrica por acicalamiento excesivo, especialmente en abdomen, ingles y parte interna de muslos.
  • Otitis menos frecuente que en perros, pero posible.

Como en perros, el picor tiende a ser no estacional y puede coexistir con alergia a pulgas o atopia. El control antiparasitario riguroso es imprescindible para no confundir causas.

Síntomas digestivos en perros y gatos

Las manifestaciones gastrointestinales pueden presentarse solas o junto a las cutáneas:

  • Diarrea crónica o intermitente, heces blandas o con moco.
  • Vómitos esporádicos o frecuentes, náuseas, salivación.
  • Flatulencias y ruidos intestinales (borborigmos), abdomen sensible.
  • Pérdida de peso o mal aprovechamiento del alimento en casos prolongados.
  • Reseñales mixtas: alternancia de periodos normales con episodios de heces blandas, especialmente tras cambios de premios o restos de comida.

En cachorros y gatos jóvenes, las diarreas recurrentes pueden confundirse con parásitos o infecciones; por ello, el diagnóstico diferencial por el veterinario es esencial.

Señales que hacen sospechar de alergia alimentaria

  • Picor no estacional que no mejora de forma sostenida con tratamiento frente a pulgas.
  • Otitis recurrente sin otra causa evidente, especialmente con cera marrón y mal olor.
  • Inicio a cualquier edad, incluso en animales adultos que previamente toleraban su dieta.
  • Respuesta incompleta a corticoides o a tratamientos antiinflamatorios habituales.
  • Recaídas relacionadas con premios, restos de mesa o cambios de marca/pienso.

Cómo se diagnostica la alergia alimentaria

No existen pruebas sanguíneas o cutáneas fiables que confirmen una alergia alimentaria en mascotas de forma consistente. El método de referencia es la dieta de eliminación seguida de una prueba de provocación.

Dieta de eliminación: en qué consiste

La dieta de eliminación busca retirar todos los posibles alérgenos y ofrecer una fuente proteica que el animal nunca haya comido o que esté hidrolizada (fragmentada para que no desencadene la respuesta inmune). Las opciones más usadas son:

  • Dieta de proteína nueva (novel): por ejemplo, conejo, pato, pavo, canguro o pescado, combinada con un carbohidrato nuevo (yuca, patata, guisante), según el historial alimentario.
  • Dieta hidrolizada veterinaria: proteínas fragmentadas en péptidos muy pequeños, diseñadas para reducir el reconocimiento por el sistema inmune.

También es posible una dieta casera de eliminación con una sola proteína y un carbohidrato, pero debe formularse y equilibrarse con un veterinario nutricionista para evitar carencias.

Duración y evaluación

  • Duración mínima: 8 a 12 semanas. En casos cutáneos, muchos animales mejoran claramente a partir de la semana 6; en problemas gastrointestinales, la respuesta puede observarse antes.
  • Control estricto: durante la prueba, el animal no debe ingerir nada más que la dieta indicada y agua. Se excluyen premios, sobras, masticables, pastas dentales comestibles y medicamentos saborizados (consulta alternativas sin sabor).
  • Seguimiento: registra en un diario la intensidad del picor, aspecto de la piel, heces y episodios de vómitos para valorar la evolución con tu veterinario.

Prueba de provocación

Si con la dieta de eliminación el animal mejora significativamente, se realiza la provocación: se reintroduce el alimento previo o un ingrediente sospechoso durante 7 a 14 días. Si los síntomas reaparecen, la alergia alimentaria se confirma. A partir de ahí, se vuelve a la dieta que funcionó y, si se desea, se introducen ingredientes de uno en uno para identificar cuáles se toleran.

Pautas para controlar la alergia alimentaria

Elegir la dieta adecuada

  • Piensos o latas hidrolizadas veterinarias: práctica y alta probabilidad de éxito. Adecuadas para hogares con varias mascotas gracias a su bajo riesgo de reacción cruzada.
  • Dietas de proteína nueva: útiles si conoces bien el historial de ingredientes previos. Evita fuentes comunes ya probadas (por ejemplo, si ya comió pollo, escoger conejo o pato).
  • Dietas caseras formuladas: opción para casos complejos o animales con múltiples alergias. Deben incluir suplementos para garantizar vitaminas y minerales, siempre bajo receta de un profesional.

Sea cual sea la elección, revisa el etiquetado de ingredientes y consulta con el veterinario el plan más apropiado para la edad, el peso, el nivel de actividad y las condiciones concurrentes de tu mascota.

Normas de cumplimiento estricto

  • Premios y snacks: elimina todos los no prescritos. Usa porciones del mismo alimento de la dieta o premios compatibles aprobados por el veterinario.
  • Medicaciones y suplementos: evitar sabores a carne. Solicita cápsulas, comprimidos sin sabor o formulaciones alternativas.
  • Hogar con múltiples mascotas: alimenta por separado, retira restos y controla el acceso a comederos ajenos y bandejas de arena con dietas especiales para gatos.
  • Evita contaminación cruzada: lava utensilios, manos y superficies; guarda el alimento en recipientes limpios y cerrados.

Manejo de brotes y síntomas asociados

Incluso con la dieta correcta, pueden aparecer brotes, especialmente al inicio o si hay infecciones secundarias. Tu veterinario puede indicar:

  • Tratamiento de la piel: baños con champús antisépticos o calmantes, hidratantes cutáneos, control de Malassezia y piodermas si aparecen.
  • Control del prurito: pautas antiinflamatorias individualizadas. En perros, se utilizan con criterio terapias como oclacitinib o anticuerpos monoclonales; en gatos, corticoides o ciclosporina bajo supervisión.
  • Otitis: limpieza auricular y gotas tópicas según cultivo cuando sea necesario.
  • Soporte digestivo: rehidratación si hay diarrea, dietas de fácil digestión, y uso de probióticos específicos cuando el veterinario lo recomiende.

El objetivo es controlar el picor y cortar el círculo de rascado-infección mientras la dieta terapéutica hace efecto.

Cuidado a largo plazo

  • Mantén la dieta eficaz como alimentación base. Evita “cheat days”: pequeñas cantidades del alérgeno pueden reactivar el cuadro.
  • Introduce ingredientes nuevos de uno en uno, si deseas ampliar el menú, observando 1 a 2 semanas cada cambio.
  • Lee siempre las etiquetas: los nombres comerciales pueden cambiar formulaciones. Busca declaraciones de “proteína única” y comprueba la lista completa de ingredientes.
  • Alternativas de enriquecimiento sin comida: juguetes, rascadores, paseos, juegos de olfato. Para premios, usa porciones del alimento terapéutico u opciones validadas.
  • Controles periódicos con el veterinario para ajustar el plan, chequear piel, oídos y estado nutricional.

Errores comunes que frustran el tratamiento

  • Interrumpir la dieta antes de tiempo: muchos casos requieren 8 a 12 semanas para mostrar una mejoría clara.
  • Ofrecer “pequeñas” cantidades de premios o restos: suficiente para reactivar el picor u otitis.
  • No considerar medicamentos saborizados: pueden contener proteínas problemáticas.
  • Asumir que las pruebas de alergia sanguínea confirman alergias alimentarias: no son fiables para este fin.
  • Descuidar parásitos: la presencia de pulgas o ácaros puede agravar el cuadro y confundir el diagnóstico.

Preguntas frecuentes

¿La alergia alimentaria dura toda la vida?

La predisposición a reaccionar frente a ciertas proteínas suele ser crónica. La buena noticia es que, con una dieta adecuada y control de brotes, la mayoría de mascotas llevan una vida plena y sin síntomas.

¿Puedo usar antihistamínicos por mi cuenta?

No es recomendable. Su eficacia en alergia alimentaria es variable y dependen del caso. Consulta siempre la pauta con tu veterinario, especialmente si tu mascota toma otros fármacos o tiene enfermedades previas.

Mi perro o gato toma medicación diaria, ¿qué hago durante la dieta?

Solicita opciones no saborizadas o formulaciones compatibles. El equipo veterinario puede ofrecer cápsulas, comprimidos simples o preparados magistrales adecuados a la dieta.

¿Sirven los omega-3?

Los ácidos grasos omega-3 y 6 de alta calidad pueden apoyar la salud cutánea y modular la inflamación, pero no sustituyen la dieta de eliminación. Úsalos bajo consejo profesional.

¿Cuándo sospechar en un cachorro o un gato senior?

En cualquier edad ante picor no estacional, otitis recurrente o diarrea crónica sin causa clara. En cachorros, descarta primero parásitos y enfermedades infecciosas; en mayores, valora también patologías digestivas concurrentes.

¿Qué pasa si no puedo evitar que coma otras cosas?

Habla con tu veterinario sobre alternativas prácticas: alimentar en cuartos separados, usar bozal cesta en exteriores para perros que ingieren objetos, y educar a todos en casa para no ofrecer comida fuera del plan.

Lista de verificación rápida

  • Picor no estacional, otitis recurrente, lesiones cutáneas o síntomas digestivos.
  • Dieta de eliminación 8–12 semanas con proteína nueva o hidrolizada.
  • Sin excepciones: nada fuera de la dieta, cuidado con fármacos saborizados.
  • Provocación controlada para confirmar y plan a largo plazo con ingredientes seguros.
  • Seguimiento veterinario para controlar brotes e infecciones secundarias.

Identificar a tiempo la alergia alimentaria en perros y gatos y aplicar un plan metódico marcará la diferencia. Con observación, disciplina y apoyo veterinario, el control de los síntomas es alcanzable y sostenido.

Estela
Estela

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